Reducción de CO2: el urgente desafío de nuestros días
Hoy, 28 de enero, se reconoce como el Día Mundial por la Reducción de Emisiones de CO2. Una fecha especial que invita a tomar conciencia sobre una de las principales necesidades que tiene nuestro tiempo en la lucha frente al cambio climático.
También conocido como el Día Mundial de la Acción frente al Calentamiento Terrestre, el Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2 busca definir una fecha clave del año en la cual tomar conciencia sobre el impacto del incremento de estas emisiones y su vínculo estrecho con la problemática del cambio climático. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue la encargada de definir el 28 de enero de cada año como una fecha especial que contribuya a impulsar nuevas iniciativas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs) y profundizar el desarrollo de aquellas ya iniciadas en palabras y/o acción.
¿Por qué el CO2 es protagonista en la reducción de emisiones? El dióxido de carbono (CO2)es uno de los principales gases de efecto invernadero que se ha vuelto protagonista en los últimos años como uno de los principales contribuyentes al fenómeno del cambio climático.
También denominado anhídrico carbónico, el CO2 es un gas cuyas moléculas están compuestas por dos átomos de oxígeno y uno de carbono. Al igual que otros GEIs es parte necesaria en el proceso de efecto invernadero. Al ser liberados a la atmósfera, retienen parte de la radiación solar. Es decir, esto permite conservar una determinada temperatura en la superficie del planeta para que sea habitable. ¿El problema? Cualquier variabilidad en este proceso, implica un cambio. Es decir, cualquier aumento de la cantidad de estos gases, produce una alteración en ese proceso equilibrado y lo que cambia es el clima.
La procedencia de las emisiones de CO2 es múltiple y se encuentra relacionada con muchas de las actividades diarias que el ser humano realiza para satisfacer sus necesidades y que ha sufrido un notable cambio de aceleración e incremento desde la Revolución Industrial. Sólo por mencionar algunas: quema de combustibles fósiles para la generación de energía, uso del suelo y actividad agropecuaria, transporte a partir de combustibles fósiles, deforestación, sistema actual de industrialización e hiperconsumo, gestión de residuos sólidos urbanos.
Pero lejos de lo que se suele creer y para noticia negativa, las emisiones de CO2 no afectan únicamente a la superficie terrestre. Uno de los principales problemas que hoy afectan a losocéanos consiste en la acidificación. ¿De qué se trata? Es un proceso por medio del cual el CO2 emitido a la atmósfera es absorbido por los océanos provocando un descenso en el pH de los mismos. Es decir, el CO2 ingresa al océano y éste reacciona con el agua de mar para formar ácido carbónico. Esto impacta directa y negativamente sobre los arrecifes de coral y, consecuentemente, en los distintos procesos naturales de la fauna y flora océanica, ocasionando un desequilibrio que termina afectando a todas las especies. Desde el comienzo de la Revolución Industrial, el mar absorbió aproximadamente una cuarta parte de todo el CO2 proveniente de combustibles fósiles.
Antes de la Revolución Industrial, la concentración de CO2 en la atmósfera era de unas 280 partes por millón (ppmv). A principios del siglo XXI alcanza los 370 ppmv. En la última publicación del World Resources Institute de junio del año pasado, el instituto relevó un informe sobre los países que más emisiones de CO2 generan y los rubros de principal emisión en cada uno de ellos. Los 10 países que más GEIs provocan generan el 72% del total, mientras que los 100 países que menos emisiones, apenas contribuyen con el 3% de ellos. Los 10 países con mayor emisión de GEIs a la atmósfera son: China, Estados Unidos, la Unión Europea, India, Rusia, Japón, Brasil, Indonesia, México e Irán.
Protagonista de nuestro siglo, la reducción de las emisiones de CO2 se ha tornado en uno de los grandes desafíos para la humanidad en su lucha frente al problema más importante al cual se enfrenta: el cambio climático. Con un Acuerdo de París que espera ratificarse con la firma de los líderes mundiales el próximo 22 de abril en Nueva York, y con el deseado objetivo de garantizar un calentamiento de la superficie de la Tierra que no supere los 2°C, la reducción de CO2 se convierte necesariamente en una política que cada país debiera asumir para el presente y futuro de sus ciudadanías.
Pero que, como tal, y debido al vínculo estrecho que tiene con cada una de las actividades humanas, requiere también de la participación de los distintos actores. Gobiernos, que establezcan y garanticen políticas de reducción de CO2 en los distintos sectores en pos del desarrollo de las energías renovables frente al uso de combustibles fósiles, y la protección y conservación de los dos principales “sumideros de carbono”, los bosques y océanos.Empresas, que incluyan este objetivo dentro de sus políticas de Responsabilidad Social Empresaria (RSE) y de sus procesos de reconversión hacia métodos de producción más eficientes y más amigables con el ambiente. Organizaciones sociales, que contribuyan a la toma de conciencia sobre la problemática y las alternativas de reducción no sólo en una fecha al año sino los 365 días que lo componen. Ciudadanos, que comprendan la importancia y el poder que tienen en sus manos en cada decisión que realizan en su día a día: que no es lo mismo elegir un producto que eligió una manera de producción más responsable con el ambiente a otro totalmente desinteresado del tema, que no es lo mismo elegir el auto para hacer apenas 20 cuadras a optar por la bicicleta y disfrutar de la ciudad, que no es lo mismo aprovechar la luz natural para trabajar en la oficina a tener la luz encendida todo el día sin justificativo. Y los comunicadores, que tenemos la responsable tarea de comunicar sobre estos temas para contribuir a la toma de conciencia y promover un cambio de acción. De allí… el por qué de este artículo.