Rinoceronte blanco: desesperada búsqueda para evitar su extinción
Un intento científico busca lograr la reproducción de los pocos ejemplares que quedan vivos para evitar un futuro temible: la extinción definitiva del rinoceronte blanco.
Tres. Sólo tres rinocerontes blancos quedan hoy vivos en todo el mundo. Tres. Ni uno más y prontamente podríamos tener la difícil tarea de tener que comunicar que podría haber uno menos. La incomprensión del ser humano por priorizar intereses personales y comerciales en detrimento de la naturaleza, ha llevado a la situación de alerta roja en la que hoy se encuentra esta maravillosa especie.
Originario de Sudáfrica, el rinoceronte blanco del Norte se distingue como el de mayor tamaño dentro del grupo de rinocerontes. Los dos cuernos que posee en su cabeza son motivo de su distinción entre las especies animales, pero también, y lamentablemente, son la razón principal de su caza furtiva. La acción descontrolada del hombre por obtener sus cuernos para comercialización posterior y la falta de un control por parte de organismos internacionales ha llevado a que el rinoceronte blanco vea hoy en peligro su continuidad física en el planeta Tierra.
En octubre de 2014, la alarma se encendió cuando se dio a conocer la muerte de un rinoceronte blanco al norte de Nairobi, Kenia. Suni, como se lo llamaba en el parque natural deOl Pejeta, era uno de los siete ejemplares que quedaban en todo el mundo por aquel entonces. Su fallecimiento puso al mundo en vilo, no sólo por el escaso número que quedaba con vida, sino por otra condición de vital importancia: Suni era macho.
Con su muerte, queda sólo un macho de rinoceronte blanco en todo el planeta. Los intentos posteriores por proteger la especie fueron en vano. En julio de 2015, falleció Nabire en República Checa y en noviembre de ese mismo año, Nola en el zoológico de San Diego. Hoy la cifra de ejemplares se redujo a tres: dos hembras y un macho.
Ante esta situación, desde el parque de Kenia apuestan a las técnicas de fecundación «in vitro» como una alternativa posible de salvar a la especie. Es decir, los científicos han confirmado que se puede recurrir a métodos de reproducción asistida para garantizar el nacimiento de nuevas crías. Una opción que no deja de tener también sus riesgos y que encuentra en los ejemplares algunas limitaciones: Fatu sufre de lesiones degenerativas en su útero; su madre Najin, tiene debilidad en sus patas traseras; y Sudán (el único macho) tiene un nivel muy bajo de espermatozoides para garantizar la fecundación.
El aporte de la ciencia podría ser clave para permitir la reproducción de un nuevo rinoceronte blanco a partir de la combinación de óvulos y esperma en laboratorio, y el posterior desarrollo y gestación en otra especie de rinocerontes.
El proceso, que podría llevar unos tres años de duración, costaría más de un millón de dólares. Por eso, desde la entidad conservacionista lanzaron la campaña «Haz un rinoceronte, salva a una especie» (Make a Rhino, en inglés) para recibir ayuda monetaria de personas de cualquier lugar del mundo.
Cuando Suni falleció por causas naturales a sus 34 años, los responsables del parque Ol Pejeta fueron contundentes respecto del motivo que los guía a hacer lo que hacen a diario, y que hoy sirve de apoyo para los científicos que también buscan el mismo objetivo: «Seguiremos haciendo todo lo posible para trabajar con los animales restantes, con la esperanza de que nuestros esfuerzos resulten algún día en el exitoso nacimiento de un rinoceronte blanco».