(Re) creación humana
Una de las problemáticas ambientales que, en el marco del hiperconsumo y la obsolescencia programada, puede encontrar también una vía de solución con inclusión social e impacto ambiental positivo.
La naturaleza tiene una increíble capacidad para darle una función a cada elemento con un perfecto sentido del equilibrio y de la armonía. Nada en ella se desperdicia, nada se desecha; todo se recicla, se reutiliza, vuelve a adquirir una nueva función, complementaria o contraria a la anterior. ¿Por qué entonces la humanidad ha traído los residuos a la era del hiperconsumo? ¿Por qué afectamos el aire, el suelo, el agua y toda la naturaleza que nos rodea fabricando plásticos imposibles de descomponerse, rellenos sanitarios que contaminan napas, plantas de incineración que afectan el aire que respiramos y con ello la vida de las generaciones presentes y futuras?
Mientras las nuevas y sorprendentes tecnología permiten actividades impensadas hasta hace muy poco tiempo, como comunicarse a distancia de manera inmediata o enviar documentos a un receptor situado a miles de kilómetros de distancia, no resulta tan maravilloso la cantidad de residuos que genera la industria tecnológica y que afecta a los más necesitados. Cada año se descarta alrededor del mundo más de 50 millones de toneladas de la denominada basura electrónica. ¿Qué significa esto? Que se arrojan a la basura materiales con propiedades altamente tóxicas que generan un impacto ambiental realmente notable. Pero lo más dramático de la situación es que el 75% de esos residuos termina de manera ilegal en los países del Tercer Mundo.
Ello es lo que revela el documental The E-Waste Tragedy. Allí se muestra cómo, con el propósito de consolidar y apoyar a una industria en permanente avance y actualización tecnológica en los países desarrollados, actores públicos y privados se transforman en cómplices de un sistema que elimina residuos tecnológicos totalmente tóxicos y contaminantes en lugares a los que consideran los “grandes basurales” del mundo: los países subdesarrollados o en vías de desarrollo. Cosima Dannoritzer, su directora y coautora de un libro sobre la historia de la obsolescencia programada, es contundente respecto de la problemática y el objetivo central de su film: “Quería saber por qué los residuos electrónicos van al Tercer Mundo, si contamos en los países centrales con plantas de reciclaje. Eso no tiene sentido para mí. Mucha gente piensa que tal vez hay sólo unos pocos materiales reciclables o contrabandistas poco fiables, pero en realidad, es todo el sistema el que está realmente podrido”.
Residuos que se convierten en recursos
Frente a una problemática que parece asustar, la clave está en tomar conciencia y empezar a actuar. Esa ha sido la mirada con la cual el profesor de música Favio Chávez decidió emprender el proyecto de la orquesta musical de Cateura, Paraguay. Una iniciativa que combina la inclusión social de niños y jóvenes de bajos recursos con la posibilidad ambiental de rescatar residuos de los basureros para construir con ellos instrumentos musicales que encuentran su armonía perfecta en la orquesta. Niños, recicladores, jóvenes, docentes trabajan a diario en un proyecto que busca, a través de las notas musicales, generar conciencia sobre los residuos que generamos y sobre la posibilidad de convertirlos en recursos valiosos. Bandejas de horno o placas de rayos X son algunos de los materiales que, gracias a la orquesta, pasan a ser violines que nada tienen que envidiarles a los industriales.
Esta bella historia ha sido llevada a la pantalla grande a través del documental Landfill Harmonic que deja en evidencia el espíritu que motiva e impulsa a cada uno de sus miembros a continuar con su acción sustentable. Tal como expresa Chávez: “El mundo nos manda basura, nosotros le devolvemos música”.
Los residuos en cifras
• Estados Unidos es el país que más residuos genera con 236 millones de toneladas por año, seguido por Rusia (207,4), Japón (52,36), Alemania (48,84) y Reino Unido (34,85).
• Mientras que un ciudadano norteamericano genera 2 kilos de basura por día, un latinoamericano produce 1,2 kilos y un africano apenas 800 gramos.
• Los países industrializados producen el 78% de los desechos tóxicos del mundo.
• En Argentina, hay más de 70 cooperativas de cartoneros o recolectores urbanos que, en los últimos años, han sido formalizados en los distintos distritos urbanos del país. En la ciudad de Buenos Aires trabajan alrededor de 8.000 cartoneros y en la provincia de Buenos Aires esa cifra asciende a 30.000.