Ciudades en movimiento

Durante mucho tiempo, los habitantes de las grandes urbes han privilegiado el uso del auto como medio de transporte. Pero la creciente polución y el agotamiento de los combustibles fósiles exigen otras alternativas. La peatonalización, la bicicleta, el transporte público y el uso de opciones más eficientes para el auto son las claves para recuperar la salud ambiental.

Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, en 2010 aproximadamente el 50% de la población vivía en ciudades. Para el 2050 se espera que esa cifra ascienda a 70%, principalmente en los países en desarrollo y los emergentes. En este contexto, uno de los principales desafíos del siglo XXI se vincula con una cuestión tan básica y, al mismo tiempo, tan compleja: cómo nos movilizamos.

Durante los últimos años, y producto de algunas investigaciones internacionales, los gobiernos de las principales megaciudades del mundo adoptaron un nuevo paradigma en sus políticas: el pasaje del “transporte” a la “movilidad”. Lo que pareciera ser un simple cambio de denominación es en verdad una nueva concepción del punto de vista con el que se buscará responder a la pregunta de cómo nos movemos en el espacio urbano. La política se ha centrado tradicionalmente en las demandas del automovilista, con construcción de carreteras y extensas
autopistas, y una expansión del espacio.

Hoy se está modificando ese punto de vista a favor del ciudadano. Con este cambio de paradigma, se ha buscado dar respuesta a iniciativas sustentables en sus tres ejes: beneficios económicos en producción y consumo, facilidades de interacción y movilidad para los ciudadanos, y reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (que encuentra en el transporte una de sus principales causas), considerando que vivimos en un sistema de producción capitalista basado en la explotación de combustibles fósiles.

Brent Toderian, urbanista canadiense y ex jefe de planificación de Vancouver propone una reorganización de la ciudad según una nueva jerarquía: las personas, las bicicletas, el transporte público, el transporte de carga y el auto privado. Es decir, la peatonalización de los principales centros urbanos se convierte en una manera de mejorar las condiciones de vida de las personas, promover el desarrollo económico local y reducir el impacto ambiental, especialmente en lo que se refiere a la contaminación del aire y sus consecuentes incidencias en la salud humana.

Por su parte, la bicicleta se ha transformado en protagonista de las calles de las principales urbes del mundo, a través de las ciclovías o bicisendas, además de las facilidades para acceder a ciertos locales, restaurantes y otros espacios de entretenimiento. Esto ha sido lo que impulsó al periodista sueco Fredrik Gertten a investigar una problemática tan real como polémica. “Si todas las ciudades adoptaran el modelo de Copenhague, donde el 40% de los viajes se hacen en bicicleta, sería un cambio radical para el mundo. Algo que se puede medir en la salud, la contaminación, el uso del petróleo. Pero la industria del automóvil está en el centro de nuestro sistema económico. Es un conflicto que me interesa y he decidido investigarlo con la mayor de las pasiones”, asegura el director de Bikes vs Cars, documental presentado durante el Green Film Fest.

Autos más eficientes

¿Qué ocurre cuando necesariamente debemos movilizarnos en vehículo particular? Nadie quiere establecer prohibiciones. La respuesta se encuentra en una necesaria reconversión del mercado productor automovilístico. Así lo buscó demostrar el matrimonio Joshua Tickell y Rebecca Harrell Tickell con su nuevo documental Pump. A través de sus imágenes se evidencia la dependencia que la sociedad norteamericana ha mantenido respecto del petróleo como única fuente de combustible y la necesidad de pensar en alternativas más eficientes y sustentables para el ciudadano, pero por sobre todo para la naturaleza.

| Artículo publicado en Revista Ecosistema |

Ciudadesmovilidad

Tais Gadea Lara • 17 agosto, 2015


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