La Tierra revelada

El estreno durante el festival Green Film Fest del documental dirigido por Win Wenders y el propio hijo del fotógrafo brasileño, que resume los cuarenta años de fotos de Sebastião Salgado es la ocasión para revisar una obra que conmueve y hace reflexionar sobre un planeta bello y cruel.

A sus más de 70 años, el brasileño Sebastião Salgado parece no descansar nunca. Su deseo de seguir comunicando, a través de imágenes, su idea del mundo le ha permitido recorrer los lugares más recónditos, inesperados y curiosos del planeta, tan oscuros como reveladores. Salgado ha hecho de la fotografía un modo de vida, pero por sobre todas las cosas un estilo personal de dar a conocer las bellezas más impactantes y denunciar los desastres que ha desatado la acción del hombre desde hace ya demasiados años.

Originario del estado de Minas Gerais (Brasil), con formación académica en Economía, fue a partir de una estadía en París y una serie de viajes al África que fue entregándose a la fotografía, que se convirtió con el tiempo en su pasión definitiva. El trabajo de Salgado le ha valido el aplauso entusiasta de colegas, aficionados y seguidores. Un reconocimiento que se plasmó en el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, que se le otorgó en 1998. Hoy es miembro honorario de la Academia de las Ciencias y Artes de Estados Unidos. Aun así sus imágenes han generado polémicas entre los especialistas más críticos. Pero en uno y otro caso, se convirtió en el fotógrafo latinoamericano de referencia a nivel internacional. Todo a partir de una mirada original y detallista que le permite ofrecer obras únicas que hablan por sí mismas.

En el prólogo de su libro Migraciones, Salgado es contundente: “Hoy más que nunca, siento la unidad de la raza humana. A pesar de las diferencias de color, lengua, cultura y oportunidades, los sentimientos y reacciones de toda la gente son similares”. La fotografía se convirtió en su forma de vida al punto tal que parece no haber divisiones entre sus imágenes y los momentos de su vida.

Su trabajo 

“Ha sido una evolución, pero continúo usando la cámara de la misma forma, editando de la misma forma. Antes tenía un soporte plástico, hoy un soporte electrónico, pero el proceso es el mismo: termino en negativo”, afirma al sitio de noticias Quesabesde. Se refiere a los cambios sufridos en el ejercicio de su profesión con la incorporación y los avances de la tecnología. Cuando se observa y necesariamente se admira) el trabajo de Salgado, pueden advertirse dos características comunes que parecen inmutables en cada una de sus fotografías: el blanco y el negro, y la amplitud de sus procesos de producción.

A diferencia de lo que puede ofrecer hoy la tecnología para poder optimizar la presentación en color de las imágenes y jugar con diferentes efectos para ofrecer fotografías diferenciales, Salgado se ha mantenido siempre fiel a su característica distintiva: el uso del blanco y negro. Aunque haya quien se valga de este recurso para dar cuenta de un recuerdo del pasado, las obras de Salgado apelan al presente, por lo que terminan siendo más actuales y vigentes que nunca. El blanco y negro parece otorgarle más color a la realidad que revela que cualquier amarillo, azul o verde. Su justificativo es a la vez explicativo y reflexivo: “Veo la vida en color, claro. El blanco y negro es una simple abstracción”.

Por otra parte, cada una de sus fotografías es el producto final de extensos procesos de trabajo que lo han movilizado no sólo en el tiempo -dedicó 15 meses de su colaboración a la organización Médicos Sin Frontera para mostrar las consecuencias de la larga sequía que afectó a la región septentrional de África- sino también en el espacio, capturando las realidades en distintos momentos históricos y en más de 100 países del mundo.

Estas decisiones técnicas son las que llevan a que su trabajo sea único: capturar de manera bella el lado humano de la sociedad, incluso en sus circunstancias más tristes y negativas, como la muerte o la destrucción, pero sin dejar nunca de lado la denuncia.

Su legado

Valiéndose de los mismos recursos que el género documental cinematográfico, cada obra fotográfica de Salgado revela una situación social que exige ser contada, transmitida y puesta en evidencia ante los ojos del espectador. Sus trabajos se centran en dar a conocer aquellas problemáticas que vive la sociedad y que pocos quieren o se atreven a contar. Reflejo de ello son sus obras sobre situaciones de extrema pobreza en el trabajo en las minas de oro de Brasil y otras condiciones de desigualdad que principalmente supo capturar en los países menos desarrollados. “Creo que toda persona puede ayudar, no necesariamente donando bienes materiales, sino formando parte del debate, y preocupándose por lo que sucede en el mundo”, explica el fotógrafo brasilero y asegura: “Deseo que cada persona que entra a una de mis exposiciones sea, al salir, una persona diferente”.

Tal fue su labor en este sentido, que desde el 2001 es representante de UNICEF a nivel mundial por su compromiso ante los problemas sociales y por su ayuda a superarlos a través de cada una de sus obras. Según la organización internacional, Salgado “es uno de los reporteros gráficos contemporáneos más respetados del mundo pues se ha dedicado a retratar las vidas de los desposeídos de este mundo”.

Su trabajo ha quedado registrado en más de 10 libros que obtuvieron reconocimiento internacional, un trabajo que se refleja a la perfección en el increíble documental La Sal de la Tierra.

La Sal de la Tierra

Presentado en el Festival de Cannes de 2014, el documental La Sal de la Tierra (The Salt of the Earth) es una producción cinematográfica que busca recuperar el trabajo fotográfico de Salgado desde una mirada creativa e innovadora a la vez. Realizado por el director de cine alemán Wim Wenders y por el propio hijo del fotógrafo brasileño, Juliano Ribeiro Salgado, el film recorre la vida y trayectoria del profesional en su vínculo con lo más preciado para el ser humano: la Tierra.

| Artículo publicado en Revista Ecosistema |

fotografíaSebastián Salgado

Tais Gadea Lara • 22 agosto, 2015


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