«El mundo se modifica en función de que todos hagamos un poquito»

Nacido en Uruguay, criado en Argentina y actualmente radico en Florida, Estados Unidos, Rubén Santurian disfruta su día a día entre proyectos urbanísticos y el diseño y la creación artística con piezas de reciclaje.  Movilizado por las problemáticas ambientales de la sociedad hiperconsumista, el artista –distinguido con el primer premio en la categoría mejor uso de materiales reciclados en el Green Artist Challenge 2009 de Nueva York- decide generar y promover un cambio a partir de cada detalle de sus obras.

¿Por qué “Trashformers”?

“Trashformers” es una etapa de un camino que inicié en el año 2000. Con “Trashformers” empecé en marzo de 2014, pero todo este camino de trabajar con desechos lo inicié en el año 2000 en Buenos Aires, trabajando con pedazos de madera de cajón con los que se transporta la verdura. Siempre pensaba cómo puede ser que si los árboles demoran tanto tiempo en crecer, hacen cajones para transportar la verdura una vez y después se tiran. Entonces me dije “voy a hacer algo por esto que le dé vida, que tenga perdurabilidad, que no se deseche”. Ahí empecé a trabajar con ese material. Luego incorporé plástico, juguetes viejos, cosas que la gente tira; todos desechos no putrescibles.

Así arrancó ese camino con murales, con objetos hechos con estos materiales. En marzo de 2014, encontré la manera de corporizarlo un poco más, de hacerlo más cercano a lo humano y así nacieron los “Trashformers”. “Trash” es basura en inglés y el concepto  viene de la saga de películas que me inspiró para hacer una especie de personajes que están compuestos por partes de desechos. Me siento muy a gusto trabajando con ellos, porque es una manera de mayor conexión con la gente para que se visibilice el tema del ambiente.

¿Qué es lo que buscás comunicar a la gente a través de tus obras?

El arte siempre tiene que decir algo, tiene que comunicar, es una manera de expresar una ideología, pensamientos, sentimientos. Busco llegar a la gente comunicándome con lo que siento respecto del ambiente. Nosotros todos los días hacemos algo por dañar a la Tierra. No tomamos la conciencia necesaria como para que el mundo no tenga que transitar este camino. Me encanta que la gente vea una exposición de “Trashformers”, toque e identifique, por ejemplo, una lata de gaseosa dentro de una de las obras. Es decir, identificarse con esta cuestión cotidiana de lo que desechamos para tomar conciencia que no hace falta todo eso.

En ese arte como una manera de expresar una ideología, ¿Creés que, a través de tus obras, podés aportar para que haya un cambio?

Creo que sí, es una de las maneras. No creo que con lo que uno hace pueda modificar el mundo, pero creo que el mundo se modifica en función de que todos hagamos un poquito. Esta es mi pequeña contribución a poder decir “tomemos conciencia”, “qué está pasando”, “cuidemos lo que estamos tirando”, “trabajemos en función de esto”. Es un modo de expresión y de invitación a la gente a que cuide, a que esté preocupada por lo que está pasando en el ambiente.

Mencionaste que lo que te moviliza es el modelo económico actual del “comprar-tirar-comprar”, ¿Por qué creés que llegamos a esta realidad?

Hemos perdido muchos valores. Ya no alcanza con aquellas cosas que nos regocijaban ideológica e intelectualmente. Ahora pareciera que lo más importante es incorporar cosas nuevas y desechar las viejas rápidamente. Uno entiende que la felicidad no pasa por eso. El consumo es una especie de seducción que está arraigando en el mundo. Hay que encontrar un equilibrio entre tener algunas cosas que lo motiven en este nuevo mundo tecnológico, pero no pasarse de la línea. Creo que los valores y el verdadero disfrute pasa por otro  lugar.

Naciste en Uruguay, viviste en Argentina y ahora estás en Estados Unidos. ¿Creés que somos tan diferentes cultural, ambiental y socialmente como muchas veces consideramos?

Sinceramente creo que no. Las grandes ciudades y el avance de la tecnología igualan muchas cosas, hacen que estemos todos conectados de una manera diaria e instantánea, que todo se conozca en todos lados. Más allá de las situaciones sociopolíticas de cada lugar, en general pareciera que todo tiende a igualarse.

Este moverse por diferentes lugares, ¿se ha visto plasmado en tus obras?

Desde luego que todo cambio en las personas, es de buen recibimiento, si uno lo sabe aprovechar para lo que uno hace. Todo movimiento, toda incorporación de nuevas culturas enriquece mucho. Obviamente hay una influencia importante de los cambios, principalmente el cambio fuerte fue de Argentina a Estados Unidos, porque yo tengo 10 días de uruguayo. Implicó todo un proceso de adaptación que, cuando uno aprende a asimilarlo, encuentra que todo puede revertirse en algo positivo y puede aportar a lo que uno hace también.

Como arquitecto, y en este recorrer por las ciudades, ¿Cómo comienza el proceso creativo?

Con respecto al arte, el proceso creativo es una ida y vuelta entre las ideas que uno tiene y que incorporó durante la vida, y lo que le proponen los materiales que uno va encontrando. Por ejemplo, ahora estoy trabajando en una obra de reforma en un hotel y hemos sacado unas calderas viejas con las cuales vamos a hacer unos trashformers. Hay ideas en la cabeza y materiales e insumos que van sugiriendo cosas, y en esa conjunción es donde sale la producción. Distinto es en la arquitectura, donde hay mucho de creatividad y rigor vinculado a elementos de composición, pero también depende de la necesidad de quien te contrata o quien te pide un proyecto determinado.

Frente a los que piensan que reutilizar residuos para hacer obras de arte puede ser “hippie”, vos planteás la “estética de lo descartable”, ¿Qué tienen de bello los residuos en el arte?

Creo que hoy pasa por el hecho de poder hacer una conjunción buena de los materiales que utilizás. ¿Qué encuentro de belleza en la basura? La realidad es que, hablando de los desechos urbanos, hoy el marketing hace que cualquier packaging sea bonito. Cada uno tiene, entonces, su belleza propia. La belleza del conjunto es la que hace que uno pueda realmente encontrar una conjunción plena de eso, un diseño, una conformación de un objeto como para poder mostrarlo de la mejor manera y resaltar los valores que tiene cada una de las partes. Por su puesto que me parece que hay belleza en todo eso.

¿Qué mensaje les transmitirías a nuestros lectores?

Que piensen realmente mucho cada vez que van a desechar algo, que piensen en todo el esfuerzo que hubo para tener eso. Y pensar qué se puede hacer. Quizás a veces no se puede hacer algo, pero uno puede guardarlo, puede diferenciarlo para que se vuelva a reciclar y para que no se produzcan más cosas que dañen el ambiente. Que tengan conciencia, que tengan sentido común. Todos podemos hacer un pequeño aporte en el mundo para que el ambiente esté mejor.

| Artículo publicado en Revista Ecomanía #24 |

Tais Gadea Lara • 3 agosto, 2015


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